Hoy en día, cualquiera que haya jugado al menos una vez entiende por qué los jugar a los casinos en línea que a los casinos físicos. Las mesas tradicionales se encuentran en un edificio, mientras que los sitios virtuales funcionan en la vasta extensión de Internet. Pero hay otras diferencias fundamentales, que se analizarán a continuación.
La principal ventaja de las plataformas de juego en línea es que funcionan las 24 horas del día. Un usuario puede abrir el sitio en cualquier momento, probar ciertas estrategias o simplemente desestresarse con una de sus tragamonedas favoritas. Todo esto está disponible con sólo pulsar un botón en un dispositivo móvil o en el teclado del ordenador. En las instituciones reales, es posible que su tragaperras favorita esté ocupada, o que la hora de apertura de un casino terrestre no coincida con su horario de trabajo. Con las plataformas virtuales, estos problemas no surgirán.
No es ningún secreto que muchos juegos de los casinos reales (como el Black Jack o el bacará) son lentos. Las sedes en línea tienen una opción para acelerar el juego. Se permite excluir las pausas innecesarias, lo que ahorrará mucho tiempo y liberará al participante de preocupaciones adicionales. La velocidad de los juegos puede ajustarse si se desea. La mayoría de las plataformas ofrecen varios modos de velocidad.
Los casinos virtuales no tienen requisitos de vestimenta. Puedes jugar incluso en zapatillas en casa. Pero hay un inconveniente: no hay que contar con las bebidas gratis. Los casinos terrestres ofrecen todo tipo de bonificaciones, como el uso gratuito del bufé o las charlas con las camareras.
Los sitios virtuales ofrecen una amplia gama de opciones de juego. Los establecimientos reales tienen un espacio limitado, por lo que no pueden instalar un número ilimitado de máquinas. Los casinos online no tienen este problema, por lo que introducen juegos populares y exclusivos en su funcionalidad. Además, para atraer a los clientes, ofrecen bonificaciones a los usuarios nuevos y habituales. Algunas plataformas introducen una opción de cuenta demo. Al aprovecharlo, el cliente aprende la funcionalidad del sitio o afina (prueba) ciertas estrategias.
En el casino real, el cliente sólo tiene fichas. El dinero real sólo lo verá después de cobrar. Esto hace que se pierda el sentido de la proporción, ya que un jugador raro en la emoción calcula cuánto dinero tiene en equivalente. Los casinos en línea no tienen esta desventaja. Comprobar cuánto dinero hay en su cuenta virtual es sencillo: basta con hacer clic en una pestaña determinada. Las retiradas son instantáneas. Hay varias opciones: a una cuenta bancaria, a un monedero de criptomoneda, a una sucursal de la empresa.
Así, los casinos virtuales y los reales tienen varias diferencias fundamentales. Cuál de estas instituciones preferir es una elección personal de cada jugador. Lo principal es no caer en la adicción y no gastar el último dinero en los establecimientos de juego.